Un gas abundante en el aire es el punto de partida de un fenómeno del color y luz que no solo atrapó a la publicidad y el arte pop en la segunda mitad del siglo XX, también cautivó el mundo de la moda.
¿Por qué hablar de estampados ácidos e intensos?
Al inicio del 2018, Pantone nos brindó una pista importante: nombrar al Ultraviolet como el color del año. Al mismo tiempo fuimos testigo de pasarelas de firmas como Versace, Gucci o Loewe en las que además del Ultraviolet aparecía el fucsia, el amarillo o el naranja brillantes. De esta forma se configuró una paleta de colores ácidos e intensos que rápidamente transitaron al universo del beachwear.
Un poco de historia
El neón es un gas noble, incoloro, prácticamente inerte, presente en el aire, pero muy abundante en el universo y tiene la cualidad de brindarle un tono rojizo a la luz de las lámparas fluorescentes en las que se utiliza. Precisamente, al inicio del siglo XX el químico francés Georges Claude, potencializó esta facultad del neón en anuncios publicitarios, un formato que se hizo muy popular durante la década del cincuenta. Sin embargo, en la década del sesenta, el pop art retomó los colores neón y rápidamente esta brillante gama llegó a la moda, diseñadores como Emilio Pucci o Pierre Cardin, empezaron a experimentar con estos estridentes colores en la ropa.
Siempre presentes
Los exuberantes años ochenta le dieron un amplio despliegue a los colores ácidos o neón y los videos musicales fueron el mejor medio para difundir el auge de estos tonos; artistas como Madonna, Wham o Cindy Lauper los lucían, fomentando entre sus seguidores una moda inolvidable.
La música siguió siendo el mejor motor de los colores fluorescentes, pues durante la década del noventa, la gente solía utilizar en los bares y discotecas toda clase de accesorios que brillaban en la oscuridad. Al inicio del siglo XXI, el hip hop acogió a los colores neón y representantes de este género exhibían tenis, prendas estampados o bandanas de tonos ácidos e intensos.
El beachwear y la fluorescencia
Hoy la fuerte influencia de la década del ochenta y de las tonalidades ácidas e intensas, se materializa en muchas de las propuestas de la temporada resort. Pero sin duda, estas dos tendencias se perciben plenamente en el universo del beachwear, colores intensos y vibrantes se unen a trajes de baño que exploran siluetas retro, triángulos micro o tangas. Las posibilidades oscilan entre vestidos enteros o dos piezas de colores lisos, estampados e, incluso, diseños con técnicas como el tie-dye o la imitación de brochazos sobre la tela. Una gama ideal para el verano, la playa y las múltiples opciones de vestuario que surgen alrededor de este universo.