El pasado fin de semana, la firma francesa Balmain lanzó en París su colección masculina Otoño-Invierno 17/18, con influencia en el barroco militar. En esta oportunidad, Olivier Rousteing dejó entrever, una vez más, la refinada ostentosidad que caracterizan sus creaciones.
El lujo del barroco militar, y la influencia de la multiculturalidad de los años 80 y la melancolía de los talleres de confección de antaño fueron evidentes rasgos de la colección, la cual podríamos denominar como un conglomerado de información interracial y cultural dispuesta en un exuberante desfile.
Pantalones, suéteres y ponchos en tejidos de punto, conjuntos en transparencias unicolor de corte asimétrico, chaquetas tipo kimono, blazers con estampado camuflado y pantalones bota tubo con estampado de arabescos otorgan identidad y fuerza a cada uno de los looks puestos en escena.
En cuanto a accesorios
Se destacaron los bolsos de gran dimensión como una lujosa re-interpretación de los morrales militares de campaña, con finos apliques de piel, flecos y sutiles herrajes. El calzado complementó la narrativa contando una evolución que iba desde estilizadas sandalias y botas a media caña, hasta thigh high boots en combinaciones de cuero charolado y gamuzado así como también texturas craqueladas.
En la paleta de color se destacaron tonalidades de verde oliva y pistacho en prendas exteriores y complementos, el azul cobalto, cerúleo y marino fueron tonalidades presentes en apliques y accesorios, al igual que el rojo escarlata. Las tonalidades neutras de blanco y negro fueron protagonistas en looks monocolor en tejido de punto.
Una vez más y como ya es costumbre, Olivier Rousteing nos ha cautivado con la narrativa de marca intrínseca en sus creaciones temporada tras temporada, denotando una constante evolución que sin desligarse de su aclamado y distintivo barroco en cada colección, se nutre de diversos movimientos culturales y estados del arte, para así generar nuevas propuestas que a simple vista llevan el sello Balmain.