Cala de la Cruz es el nombre de una playa encantada, creada por la imaginación de Carolina López, la directora creativa de esta nueva marca de beachwear colombiana, una propuesta que está ganando protagonismo, gracias a sus claras premisas de diseño, dirigidas a un mercado que pedía diferenciación y multifuncionalidad.
La formación de Carolina López como diseñadora textil con énfasis en la estampación textil ha sido una de las grandes ventajas a la hora de estructurar su propia marca, así mismo, su trayectoria en Urban Outfitters le ha valido gran experiencia para asumir su nuevo proyecto. Fotografía: cortesía Carolina López
Historia de Cala de la Cruz
Cuando Carolina López decidió estudiar diseño textil en The Savannah Art College Design en Georgia, Estados Unidos, se encontró con dos perfiles en la carrera. Uno enfocado en el arte y otro en la estampación textil. Ella optó por este último.
Así las cosas, se graduó en 2015 y su primer trabajo fue en la reconocida marca Urban Outfitters, allí durante dos años, hizo parte de diferentes líneas. Inicialmente, en el área de estampación masculina. Luego se desempeñó en el área femenina y, finalmente, en la de hogar.
Una experiencia que puso a prueba toda su versatilidad y habilidad como diseñadora, un bagaje que le brindó el conocimiento, las herramientas y la inquietud de crear su propia marca.
Carolina López siempre quiso emprender su propio proyecto de trajes de baño, pero antes de hacerlo realizó una investigación de mercado que le brindara elementos importantes para estructurar su marca. Fotografía: cortesía Cala de la Cruz
En 2017 regresó a Colombia con la idea de fundar una propuesta de beachwear, pero antes, realizó una investigación de mercado en la que indagó sobre los intereses de las personas en este universo… ¿qué compraban? y ¿qué se vendía? El rastreo arrojó que dada la enorme oferta y gran demanda de trajes de baño. Las consumidoras esperaban una propuesta diferenciada, con un lenguaje universal, cuya impronta fuese especial.
Aspectos a considerar
Tomando en cuenta esta información, Carolina se dio a la tarea de materializar su propia marca, caracterizada por siluetas minimalistas y modernas, que la usuaria pueda lucir en cualquier momento de la vida, en otras palabras, piezas contundentes y atemporales.
En Cala de la Cruz resultan clave la mezcla de siluetas minimalistas y modernas con prints ligeros, juveniles y poco serios. Una fórmula pensada para que todas las prendas combinen entre sí. Fotografía: cortesía Cala de la Cruz
Con respecto a los prints, el tema estaba más que claro, Carolina estaba decidida a diseñar grafías fieles a su línea y estilo, es decir, un tanto alocadas, ligeras, un poco abstractas, juveniles y menos serias. Imágenes capaces de conectarse con diferentes perfiles y mujeres de distintas edades.
Además de su trabajo al interior de su propia marca, Carolina trabaja como diseñadora textil para firmas como Renata Lozano, Francesca Miranda o Andrés Otálora, entre otros. Fotografía: cortesía Cala de la Cruz
Diseñó entonces, vestidos de baño enteros y de dos piezas, siluetas universales que se ajustaran a las preferencias de las consumidoras: bottoms de cintura alta y cintura baja, tops triangulares y rectos con tirantes. Trajes enteros de tirantes y de espalda descubierta. En general, todas las prendas se pueden combinar entre ellas o poseen multifuncionalidad con respecto a otros universos; es decir, el vestido de baño, también sirve como body para llevarlo con jeans o el top para usarlo con una camisa.
¿Qué más incluye su propuesta?
Pero además, Carolina incluyó en su propuesta pantalones, faldas o blusas que tengan la versatilidad para lucirlos en la playa o que la mujer pueda estar vestida con ellos en otros espacios. Un estilo resortwear, pues su investigación también arrojó que hay muchas marcas de vestidos de baño, pero pocas tienen complementos que trasciendan y se adapten a otros universos.
Otro de los puntos a favor de la propuesta es la opción de brindarle complementos a las usuarias, prendas que puedan usarse en la playa o fuera de ella. La intención es recrear todo un estilo de vida alrededor de Cala de la Cruz. Fotografía: cortesía Cala de la Cruz
¿Cómo llegó el nombre?
Finalmente, faltaba un nombre para su marca, uno que tuviera la suficiente recordación y encantó. Con un grupo de amigos realizaron una lluvia de ideas y apareció la palabra Cala, que en España suele usarse para referirse a las playas. Unieron esta expresión al segundo apellido de Carolina que es Cruz y, así surgió Cala de la Cruz. Un nombre que para la diseñadora significa una playa imaginaria donde la mujer encuentra todo el estilo de vida que la marca propone.
Otra de las premisas de la marca es la sustentabilidad, en ese sentido todos sus estampados son digitales, los empaques son reutilizables y los procesos de corte no producen desperdicio. Fotografía: Cala de la Cruz
En noviembre de 2018, apareció en el mercado Cala de la Cruz, una marca que Carolina en menos de un año ha sacado adelante junto a su madre, quien se encarga de la parte administrativa. La aceptación ha sido tal, que ya vende en diferentes ciudades del país y varios portales web. Desde ya, Carolina está considerando contactos para hacer presencia en el exterior y próximamente planea desarrollar una página web que posibilite las compras online.
De igual forma, se prepara para presentar su colaboración con la marca de complementos y accesorios Disco Rojo y, para participar en Colombiamoda 2019, en el espacio El Cubo. Sin duda Cala de la Cruz, es una nueva apuesta de beachwear, cuya identidad de marca le ha valido un crecimiento rápido y el impacto en un mercado exigente que reconoce los valores de la diferencia y la calidad.
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