Tradicionalmente, el Pabellón del Conocimiento es uno de los espacios más destacados de Colombiamoda, pues el contenido que allí se comparte es de interés general para la industria textil y moda. En esta oportunidad, el reconocido economista y fundador de Raddar, Camilo Herrera, abordó el tema del ecommerce con una conferencia llamada: Ecommerce a la Colombiana, en la que analizó el comportamiento de los consumidores con respecto a este canal de venta. En esta entrevista destacamos algunos puntos importantes de su charla.
Durante los últimos años, ¿cómo ha sido la acogida en Colombia del ecommerce por parte de los consumidores?
El ecommerce ya es cerca del 2,5% del gasto de los hogares, sin considerar las transferencias financieras, siendo $16,2 billones de pesos en 2017; esto deja ver que para muchos consumidores colombianos, no solo es de buen recibo, sino que ya es necesario y preferido en muchos casos.
Es importante anotar que una cosa es el ecommerce tradicional y otra el ecommerce a la colombiana, en ese caso las personas hacen las compras online pero pagan en efectivo. De tal forma que ya no hablamos de $16,2 billones, sino de $31,1, casi el doble. Un buen ejemplo de esto es domicilios.com, pues la gente usa la app para pedir y los billetes para pagar.
¿Qué tan receptivas son las empresas colombianas a incursionar en el ecommerce?
Fueron y siguen siendo reacias, pero el mercado los está llevando hacia allá. El tema del ecommerce es la necesidad de comprender un modelo logístico de mercado diferente, eso cambia la visión de la tienda como “centro” del negocio.
¿Cuáles son las características del consumidor colombiano frente al consumidor de países donde el ecommerce es fuerte?
Las diferencias del consumidor colombiano con las del consumidor del mundo desarrollado son más estructurales y, no solo se refieren al tema de ecommerce, sino que implican un mayor nivel de ingreso, más educación y una buena formación, lo que hacen que el consumidor se comporte diferente ante las propuestas de valor. En Colombia, aún hay mucha desconfianza entre las personas, las empresas, el estado, la Dian y la competencia, aspectos que hacen que sea más complejo el mercado. Es un mercado desconfiado, por lo tanto muy informal.
Usted afirma que el futuro de las ventas radicará en la capacidad de adaptarse a los cambios; en el caso del mercadeo colombiano, ¿cuáles son esos cambios más relevantes a tener presentes?
Los productos y marcas son muy parecidos a las especies, en ese sentido, ante un cambio del mercado, deben adaptarse para sobrevivir y aprovecharlo a su favor. Entonces, si el ecommerce crece, mi empresa debe adaptarse a eso o comprender que crecerá menos, por continuar haciendo lo mismo; nunca se debe olvidar, que toda tradición algún día fue una innovación.
Desde su perspectiva, ¿las empresas del sector moda y textil son ingeniosas para crear o adaptarse a nuevos canales de venta?
Históricamente sí, y en Colombia más. San Victorino, El Hueco o los catálogos, son un buen ejemplo de ello. Productos como el jean sin bolsillos o lo que está ocurriendo en trajes de baño.
En su opinión, ¿qué tan importante para las empresas resulta la culturización de sus públicos con respecto a los nuevos canales de venta?
Mucho, pero una cosa es culturización y otra cosa educación, esa es la clave. No se le puede decir al mercado cómo son las cosas, sino mostrarle cómo son, para que el mercado las defina. Esto es fundamental en una industria como esta, que es muy eurocentrista.
Podría mencionarnos uno o varios casos destacados en cuanto a la culturización de nuevos canales de venta en Colombia.
El tema del catálogo es un buen ejemplo. Las marcas desarrollaron el canal aprovechando el nivel de informalidad del mercado y la buena receptividad del vínculo social.