Las macrotendencias son conceptos que aunque mencionados con mucha frecuencia en nuestra industria no necesariamente son comprendidos por las marcas haciéndolas caminar con tropiezos colección tras colección. Esto, muchas veces sin rumbo propio optando por la posición seguidora de quienes necesitan que otros, justamente los innovadores, validen el mercado.
Posturas incluso más emocionales consideran a las macrotendencias como yugo creativo en el diseño de las colecciones y no hay nada más opuesto a esto. El uso inteligente de los conceptos que de un informe de estos emana, podría ser la diferencia entre la permanencia de una marca y su inevitable desaparición con el tiempo. Y es que las macrotendencias no son un invento de los diseñadores de alta costura ni mucho menos. La lectura y ordenamiento de comportamientos del ser humano, producto del momento histórico que viven.
Estos acontecimientos enmarcados entre económicos, políticos, tecnológicos, medioambientales, sociales, religiosos y culturales entre otros, son las fuentes generadoras de impulsos que ocasionan por consiguiente nuestras reacciones.
Estas reacciones serían constantes si nuestro mundo no evolucionara. Pero, la velocidad de los cambios y el conocimiento de los mismos en tiempo real, gracias a la internet, ha sacudido todas las industrias. Esto ha alterado desde los procesos creativos y productivos hasta los de consumo.
Las reacciones son cada vez mas diversas
Estas serán visibles y crearán el nacimiento de una tendencia emergente si una persona cambia de dirección con respecto al comportamiento tradicional y este es validado y asumido por otros. Este perfil se denomina visionario y es el que empieza a generar necesidades de consumo que aun no son visibles para la mayoría.
Esta identificación de nuevos comportamientos se vuelve global, por lo tanto, macrotendencia cuando se evidencia en diversas sociedades alrededor del mundo, así pues, la pericia de un buen diseñador y/o marca radica en identificar y traducir esas emociones o posturas frente a estos acontecimientos en textiles y prendas de vestir, con las que un grupo de consumidores se identifique y los motive a la compra.
La gráfica nos permite hacer un paralelo entre la curva de difusión de innovaciones utilizada por los investigadores para definir tamaños de mercado, los ciclos de la moda y los perfiles de consumidor. Sin duda, la punta de lanza la llevan los innovadores.
Es el trabajo más duro
El riesgo es mayor pero el posicionamiento que allí se genera no tiene precio. Ser innovador implica una lectura permanente de los cambios del entorno. Como también, una proyección del futuro que se vuelve el motor creativo de las compañías. De ahí se desprenden los primeros seguidores y si el producto es bueno, se popularizará llegando a todos los rincones. Cuando esto pasa, el innovador ya está pensando en el siguiente paso y quienes lo siguen simplemente esperan…
Esa es la verdadera labor de una marca exitosa, que como Lafayette, entiende esos sentimientos emergentes y desde su posición líder se reinventa y mantiene en la cima de la ola. Si quieres conocer más de lo que somos, haz clic aquí.