Su origen se remonta a 1937, cuando Robert Dumas, propietario de una consolidada empresa familiar establecida cien años atrás y dedicada a la fabricación de artículos de cuero, decide lanzar un pañuelo de seda (pañuelo de Hermès) con una ilustración que celebraba la inauguración de la primera línea de transporte de París.
Ese fue el primer diseño de muchos que le seguirían, pues el carré de Hermès se ha constituido en un objeto de deseo para las mujeres alrededor del mundo, quienes han incorporado de múltiples formas esta pieza a su vestuario. Jackie Kennedy, Audrey Hepburn o las contemporáneas Olivia Palermo y Giovanna Battaglia, se cuentan en la extensa lista de seguidoras del famoso pañuelo.
¿Por qué el pañuelo de Hermès es tan deseado?
Cada temporada la firma Hermès presenta veinte nuevas referencias del pañuelo, para ello magistrales dibujantes de todas partes del mundo recrean imágenes tan diversas como fascinantes; motivos ecuestres, geométricos, naturales, mitológicos o náuticos, son solo algunos de ellos.
La clave para la firma, consiste en hacer grafías, cuyo lenguaje se adapte a mujeres como la reina de Inglaterra o jóvenes en Nueva York y Tokio. Así mismo, Hermès ha incluido diversos tamaños que le han brindado versatilidad a esta pieza.
Una vez elegido el dibujo, le sigue el grabado, un trabajo tan minucioso que puede requerir entre ochocientas y dos mil horas. A continuación el equipo de coloristas reinterpreta los colores propuestos por el dibujante y se definen los ideales, para darle paso a la llamada cocina de colores, una parte muy delicada del proceso, pues para cada una de las 75 mil tonalidades que maneja la firma, existe una fórmula específica de agua a 95ºC, goma vegetal, solvente y pigmentos orgánicos.
Detalles a tener en cuenta
La impresión es la etapa siguiente, para ello se despliegan los rollos de seda blanca sobre tres mesas de 150 metros de largo, donde unas máquinas estampadoras van aplicando un color a la vez. Este proceso puede tardar alrededor de tres horas y una vez finaliza, los técnicos retiran la seda para secarla al aire. Posteriormente, se procede a la fijación, el lavado y el secado de la seda.
La seda se corta a mano y costureras especializadas se encargan del dobladillo, una técnica propia de la casa llamada: el roulottage, que consiste en enrollar a mano 1 cm del borde del revés con hilo de seda. Finalmente, cada pieza pasa por una última inspección que garantiza que los pañuelos de Hermès son piezas perfectas y uno de los objetos de deseo inmortales del mundo de la moda.